14 feb 2011

La Ley y el acoso: a buenas horas mangas verdes


Soy escrupuloso con el cumplimiento de la Ley aunque, algunas veces, por el bien de la humanidad, debería haber cometido algún crimen. Mi afición por el Derecho me lo inculcó el juez señor Barbasán, primero profesor y luego amigo. Una afición que he fomentado con lecturas de muchos juristas que, si digo la verdad, han llegado a confundirme por intoxicación y a aburrirme por discernimiento. Desde luego, para que un asunto no se aclare, lo mejor es crear una comisión. Cuantos más información menos probabilidad habrá de que se encuentre la verdad (que, en su origen, suele ser sencilla). Igual parece que ocurre con el Derecho y la Ley. La mejor forma de que no se cumpla lo razonable es confundir. Crear una selva donde pocos sepan moverse o donde todos puedan moverse a su conveniencia y en direcciones muy diferentes. Esto, aunque parezca irreverente, es lo que se ve desde la calle. Lo que vemos los ciudadanos. Una Ley confusa y una justicia cara.
La Ley debe ser comprendida por todos y ser diligente (cuidadosa, exacta y activa). Muchas veces la Justicia esperada, si llega, viene acompañada de la exclamación ¡a buenas horas mangas verdes! (Aquí quiero hacer paréntesis por petición de solidaridad con los trabajadores de los juzgados, acosados por millones de folios y sin tiempo real para atenderlos diligentemente, mientras que, en otros centros oficiales, hay ociosos (muchos por obligación) desayunando por triplicado ¿No sería justo reconvertir el sector público y, entre otras cosas, reforzar la mano de obra de los juzgados que es, a todas luces, necesario?) Pero, vamos a lo que vamos:
Muchos problemas actuales son ignorados por la Ley; por ejemplo, el llamado “mobbing” o acoso porque, en este caso, la Ley trata las acciones intimidatorias de forma individual, como faltas o delitos inconexos, y no como un conjunto de acciones encaminadas a un exclusivo fin. Esta insensibilidad de la Ley propicia la delincuencia de los “rendijeros” que usan tal imperfección para acosar a bajo coste.
La Ley siempre va por detrás de la realidad social, es normal. Lo que no me parece normal es que vaya tan detrás (y esto no depende de los jueces, sino de los diputados que son quienes legislan).
El mobbing (en español acoso) debe ser recogido por la Ley con igual diligencia y claridad que lo va a recoger la próxima edición del Diccionario de la Real Academia Española, con la inclusión del texto:
Práctica ejercida en las relaciones personales, especialmente en el ámbito laboral, consistente en un trato vejatorio y descalificador hacia una persona, con el fin de desestabilizarla psíquicamente.
La sensibilidad de algunos jueces ya entiende este concepto y valora el conjunto de pequeñas faltas o delitos conexos, lo que desconozco es si la Ley les permite aplicar penas sobre el conjunto de ellos, que sería lo deseable.
Con este pequeño artículo llamo la atención sobre el acoso, delito deplorable, cometido por indeseables pues se ejerce desde una posición de fuerza o dominio sobre el más débil. Recuerda las palabras de Virgilio: Tú no cedas al mal, por el contrario combátelo con mayor audacia (aunque la Ley no lo haga).

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