28 jun 2010

De las teorías económicas


Son tantas las teorías económicas que todas las propuestas del G-20 parecen estar en lo acertado, sobre todo porque el futuro es incertidumbre cierta. Estados Unidos propone el incremento del consumo y del gasto privado como principal motor para la reactivación económica mientras que Europa(excluyo a Grecia, Portugal y España que están en el limbo) apuesta por la austeridad, referida tanto al gasto público como al privado.
Ambas políticas pueden resultar acertadas, la primera. de corte keynesiano, por incremento forzado de la demanda con consecuente arrastre de la producción y la segunda por toma de conciencia (que, en este caso, consiste en darse cuenta de la verdadera dimensión de nuestras riquezas y nuestras necesidades reales).
Salir de esta situación de desconcierto económico -con la amenaza productiva a falso coste de potencias orientales- podría ser más fácil si ambas posturas se concilian y ponderan sus teorías hacia una zona intermedia y razonable. Y ¿cómo se concilian incremento de consumo con austeridad? Pues muy sencillo, consumamos lo realmente necesario (que es más bien poco) y ajustando las economías domésticas, de cada territorio, en función de su dimensión productiva. Tal vez esta postura, conciliadora de ambas tesis, sea la más correcta.
Los gobernantes tienen, además, que atender al gasto de las instituciones con criterio de realidad. Muchas de ellas son innecesarias, están obsoletas o se han desviado del fin para el que fueron creadas. La evolución socio económica deja, muchas veces, organismos inservibles llenos de funcionarios ociosos que serían aprovechables en otros nuevos y útiles.
El enfoque global (antes llamado sistémico en la Teoría Económica) proporciona a este razonamiento otros matices más complejos pero, en esencia, lo simple expuesto puede ser el eje central de los comportamientos, tanto de Estados Unidos como de Europa.
No hablo de políticas fiscales porque parecen aceptables. Tal vez la europea deba ejercer un más detallado control pero no vamos a discutir ahora la carga y normas que deben imponerse a los sectores financieros, causantes, con su avariciosa fantasía, de esta vacía situación.

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