Verdad es que a todos los tontos se les aparece la virgen. La crisis había inclinado la balanza de la energía nuclear a favor de su implantación, como medio barato de producción de energía, cuando un terremoto de magnitud nueve asola parte de Japón. A éste le sigue un tsunami y las consecuencias es que tocan una estructura de producción nuclear. Es resto lo hace la prensa con su desmesurado afán de primicia.
Los ecologistas coñazos vuelven, de forma coyuntural, a estar de moda y son entrevistados por los medios. Vuelven a tener púlpito para decir su reiterada tontería; eso de "nucleares no, gracias".
El dilema está servido: o el sentido común se impone o no nos saca de esta crisis ni el “sursum corda” porque la dependencia del petróleo es, económicamente, más contaminante y nociva de lo que se piensa; sobre todo para resolver los problemas energéticos que padecemos.
La crisis que padecemos (que por su persistencia es ya ruina) tiene dos componentes esenciales: El capital con sus alocados desequilibrios y la dependencia energética de los actuales países productores de petróleo. Si acabásemos con la configuración actual de los mercados de capital (manejados con vaivenes ficticios y con movimientos improductivos en una mayoría de los casos) y derivásemos nuestro consumo energético a los parámetros de austeridad (consumir lo estrictamente necesario), autosuficiencia (cada país deberá generar, al menos, el 80% de su consumo) y prespectiva de futuro (que obligue a dedicar el 6% de lo recaudado por consumo de energía a investigación para mejorar las fuentes actuales y encontrar otras nuevas). Mientras estas dos directrices se ignoren tendremos ruina para rato y el desequilibrio global no desaparecerá.
El debate de la energía nuclear se ha reabierto en un momento crucial para el progreso. Los periodistas, con tal de decir su tontería y en base a la primicia bligada, catalizan y avivan el enfrentamiento que terminará, lo vaticino, con alguna explosión más peligrosa que la de los isótopos radioactivos: la social.
Confirma la veracidad del dicho "a todos los tontos se les aparece la Virgen" la desgracia ocurrida en Japón pues devía la atención de la prensa y el panorama político nacional pasa a un segundo plano, beneficiando a los politiquillos que adornan nuestro glorioso panorama nacional.
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