31 dic 2010

De Pepiño a Don José

De Pepiño a don José cierto que hay un paso al igual que lo hay de tener una carrera o carecer de ella y no quiero desmerecer a nadie pero tengo entendido que el tratamiento de Don se otorgaba tradicionalmente a los bachilleres aunque la cortesía lo ha extendido a todas las personas.
A nuestro ministro parece que le molesta que le llamen Pepiño ¡Que vulgaridad! Un apelativo cariñoso y "ubicativo". Un galaicismo tan cordial como bien sonante pero, claro, los complejos son los complejos y se reflejan en estas nimiedades.
Mi querido ministro: ¿sabe el significado de la palabra ministro? Pues ministro, al contrario de magister (maestro), significa servidor, el que menos valor tiene y queda al servicio de los demás. Por eso, si queremos, podemos llamarle Pepiño sin impedimento legal alguno ni alteración de la costumbre. El ministerio, además del sueldo, tiene algunos inconvenientes. Aguántese con el Pepiño que, cometida la torpeza de haber denunciado su disconformidad, me temo que se le ha quedado como apelativo "per seculam seculorum".
Siguiendo la máxima de que todo problema tiene, al menos, una fácil solución,  le aconsejo que se haga llamar Pepiño por sus correligionarios y así lo nombren en foros y mítines. Consiste en seguir uno de los consejos de don Quijote: "Haz gala, Sancho, de la humildad de tu linaje, y no te desprecies de decir que vienes de labradores; porque, viendo que no te corres, ninguno se pondrá a correrte;...". Así de fácil.

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