14 ene 2011

El Gasto Público

La llamada crisis, que por su carácter permanente debería llamarse ya ruina, ha obligado al ciudadano a apretarse el cinturón hasta el agujero último que en él existiera pero el gobierno parece llevar tirantes y ha prescindido de ese gesto. El dispendio de los reinos taifas (autonomías, ayuntamientos, y otros varios organismos de carácter público) cuyas situaciones contables han dejado en anécdota las cuentas del Gran Capitán, hacen que la situación sea parecida a la de los años 690 de nuestra era, cuando el godo Witiza quiso, con buen criterio, poner orden con claras acciones: Hacerse obedecer por los más de seis mil feudos que floreaban la península ibérica, acabar con la injerencia en el gobierno de la Iglesia trinitaria y recomponer el tejido económico productivo -agricultura, industria, comercio, banca,etc.- desbarato con la expulsión de los judíos a quienes propuso retornar. Pues la conclusión de estas intenciones reales no pudieron llevarse a cabo  pero sucedió el nacimiento de un nuevo modelo político peninsular gobernado, en muy poco tiempo, por la nueva cultura califal de la época.
Yo no se en qué va a quedar este desaguisado. Es una situación compleja y delicada. La solución, desde luego, pasa por el recorte del gasto público y el sentido de la realidad del que parecen carecer los políticos debido, posiblemente, a no sacar los pies de la zona alfombrada en la que se pavonean. 
Como decía el marqués de Berlanga hay que "tomar conciencia" que consiste, sencillamente, en darse cuenta de las cosas.

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