3 feb 2011

La dignidad de dimitir

Los valores morales que hacen que el hombre sea digno o indigno no se han perdido del todo. La naturalidad y coherencia con la que Alex de la Iglesia dimite es admirable. Desde hoy que cuente con un amigo y seguidor. No le ocurre lo mismo a la desesperada ministra Sinde que, a toda costa, quiere imponer una Ley cuya injusticia ha quedado descubierta antes de su aprobación.
Alabo a los dignos y desprecio a la gentecilla con cargo que manda por revanchismo, intereses personales o esnobismo.
Alex, mi modesto aplauso.

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