Nunca me ha gustado aparecer en fotografías. Tengo pocas y muy controladas pero tampoco voy a avergonzarme porque alguna de ellas delate situaciones pasadas. La Historia es la Historia y desmentirla sólo consigue subrayarla.
Dicen que cierto alboroto está originando una imagen que ha aparecido en la primera edición del libro Falange, de la editorial Esfera de los Libros, donde aparece, supuestamente, un jovencísimo Felipe González, vestido de uniforme, brazo en alto. En la segunda edición la polémica foto ya no aparece.
En primer lugar quiero aclarar que no es Felipe González el jovenzuelo de la foto, aunque hay escaso parecido.
Yo, a este asunto que algunos maquiavelos quieren elevar a los altares, aunque fuese verídico, no le daría ninguna importancia. Si el de la foto fuese nuestro expresidente nada habría que decir. Las lícitas inquietudes participativas de un jovenzuelo le pueden llevar a militar en una organización política y ¿qué otro partido había en España por esas fechas para poder cambiar el mundo? Por otro lado, en el supuesto de que lo fuese, que no lo es, las personas tenemos derecho a cambiar de opinión e incluso de ideología pues el ser humano evoluciona indefectiblemente. Fíjense en mí que, viniendo de humilde cuna, he llegado a las más altas cumbres de la miseria.Todo es cambiante.
La foto del joven falangista que se parece muy de lejos a Felipe, se mueve por internet a la velocidad que el adsl español permite impulsada más por la maledicencia que por la anécdota y, como no vamos a ceder al mal, pedimos que abran los ojos antes de abri la boca para, barriobajeramente, difamar. Que ningún lector de la Razón se entusiasme, no es Felipe.
La imagen no podemos incluirla aquí porque los derechos pertenecen a la Agencia Efe pero os pongo la de un marcial colega que, estoy seguro, se habrá arrepentido, en algún momento de su existencia, de que le sacasen de esta guisa. (Este, tampoco es Felipe González).
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