Zapatero va a Túnez. Lo que no puedo adivinar es a qué. El paladín de la Alianza de Civilizaciones tal vez se crea en la mesiánica obligación de intervenir (aunque sea de forma simbólica) en los acontecimientos del norte de África. Un nuevo gesto de esnobismo. Un redoble para que, por lo menos, se oiga el tambor. Pobre Túnez, sólo le faltaba una ONG con tan espléndida representación.
Este viaje dará motivo para que el periodismo primicial gaste resmas de papel y horas de emisión. Un viaje que auguro polémico y, a mi entender, improcedente y arriesgado. ¿Por qué bando tomará partido el señor Rodríguez? Y, si lo hace, ¿con que objetivo? Supongo que irá acompañado de la Ministra de Asuntos Exteriores que, ahora sí, tendrá oportunidad de lucir la pañoleta palestina que hace poco se compró.
¿No hay uno solo de los seiscientos consejeros que tiene en la Moncloa que le recomiende que es mejor ir a Cuenca? Es más barato, conoce el idioma y, además, está más cerquita.
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