Yo, de joven, tenía varias primas. Una que se llamaba Maribel, otra Pili y
otra Mari Carmen. Ahora resulta que tengo
una nueva prima a la que no conocía: la prima de riesgo. Ampliación familiar
debida a la sinrazón e irresponsabilidad de la casta política pero... no deja
de ser mi prima y, por lo tanto, tocarme algo de cerca.
En los últimos meses vienen ocurriendo vaivenes que la casta periodística
anuncia, bajo el obligado concepto de la primicia, generalmente de forma
incompleta y con sesgo de alarmismo (que parece vender más).
Los políticos hacen amagos de lo que ellos llaman austeridad en aquellos capítulos que, a su
juicio, gozarán de más popularidad y permitirán el conformismo de los
gobernados a quienes, sin duda, se les seguirán subiendo los impuestos. Ignoran
-de manera conveniente y connivente- que nivelar las cuentas no consiste en ingresar
más sino gastar menos.
Hace años que vengo diciendo que las autonomías, creadas con la mejor de las
intenciones, por soberbia, ignorancia y avaricia, han resultado ser similares a
aquellos reinos taifas de los que la Historia nos da suficientes y tristes noticias. La autonomía se puede conceder en base a la madurez, responsabilidad y fidelidad de quien la recibe y de quien se espera que jamás muerda la
mano de quien la propició y, también de quien se espera que no intentará competir con su patrocinador. Quiero
decir con esto que "competir" con España siendo autonomía española -y parte de ella- es de
gentecillas de condición desleal e inteligencia pobre.
Viene al caso recordar a los políticos lo que dijera don Quijote
a Sancho"...has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti
mismo, que es el más difícil conocimiento que puede imaginarse. Del conocerte
saldrá el no hinchare como la rana que quiso igualarse con el buey, que si eso
haces, vendrá a ser feos pies de la rueda de tu locura la consideración de
haber guardado puercos en tu tierra." Y aquí, en España, por lo que se ve, había llegado a la
casta política quienes guardaban puercos en su tierra -ver gobiernos anteriores-.
Tampoco es bueno para un país que se permita a los periodistas crear "alarma social reiterada" con informaciones, pocas veces exactas sobre un tema del que poco o nada saben La Economía. Uno de los componentes de los mercados financieros es la expectativa (versus ilusión o intuición) que, como todos sabemos, tiene un componente psicológico
primordial. Es como la moral de la tropa o la del opositor. Sin ese componente
difícil es alcanzar el objetivo.
Bueno, sobre Bankia prefiero no entrar en discursos. Sólo diré que,
efectivamente, -como dicen el señor Presidente y el señor Ministro de Economía- no podemos prescindir del subsistema financiero (que junto con
el productivo y el comercial deben formar el trípode básico de una economía
mínima) pero... ¿cumplía el sistema bancario español la función económica de
"subsistema financiero", o era solamente un sistema especulativo
salvaje y a corto plazo?
Y, por último, reitero la necesidad imperiosa de
disolver las autonomías lo antes posible por varias razones, principalmente por
haberse convertido en el peor enemigo de España (tanto en el sentido económico como en
el sentido político).
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